Oscar Müller Creel

  • Oscar Müller Creel
    Oscar Müller es Doctor en Derecho y tiene el grado de Maestro en Administración de Justicia y candidato a maestro en periodismo. Es originario de la ciudad de Chihuahua, México. Es colaborador en Radio Claret América de  Chicago Illinois, en temas de Derechos Humanos y Administración de Justicia y sus columnas de opinión se han publicado en el periódico Hoy del grupo Tribune Publishing Company de Chicago Illinois EUA, la cadena noticiosa Hispanic Digital Network de CISION, así como en el Heraldo de Chihuahua del grupo Organización Editorial Mexicana. Ha escrito libros sobre Derechos Humanos y Ética del Abogado, así como artículos científicos en Universidades de México, Colombia y España. Correo: [email protected]
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El fracaso del bolchevismo y la Revolución Bolivariana.

¿Por qué Estado Unidos y Rusia dividieron Alemania en dos países? La explicación más lógica nos lleva a pensar que era el temor que tenían hacia un pueblo que en menos de medio siglo había puesto en jaque al mundo occidental en dos guerras que murieron decenas de millones de jóvenes de las naciones combatientes. Tal vez la expresión más elocuente de esta división fue el Muro de Berlín, los comunistas le llamaban “Muro Antifascista” y los berlineses como “Muro de la Vergüenza”, durante casi 30 años dividió no solo una ciudad, sino también familias, culturas, religiones y mucho más. Muchos habitantes del lado comunista querían pasar al oeste, pero el muro, las alambradas de púas y los guardias lo impedían, a la fecha se desconoce cuantas personas murieron en ese intento de alcanzar la libertad que se veía a tan solo unos metros. Ante la evidente diferencia en la forma de vida de los habitantes de ambas partes de la ciudad: abundancia y progreso en el oeste y racionamiento y restricciones en el este; las autoridades de Berlín Oriental pretendieron demostrar las bondades del comunismo construyendo edificios de departamentos donde vivirían los trabajadores. Hay uno en especial que es el prototipo de esos edificios que, pomposamente llamaron “Palacios de los Trabajadores” y se encuentra en la principal avenida de esa parte de la ciudad, la calle Karl Marx, este edificio tuvo el destino lógico que derivaría de esa política, en vez de ser habitados por la clase trabajadora, fueron ocupados por la alta burocracia y los trabajadores volvieron a sus pequeñas habitaciones, donde vivían en condiciones precarias e insalubres. Pero si volvemos al pasado 30 años, a la Rusia Bolchevique, hallaremos las raíces de lo que sucedió en los palacios de los trabajadores del Berlín comunista. La invención de la máquina de vapor, a finales del siglo XVII. trajo grandes cambios en occidente: una economía que hasta entonces se basaba en la agricultura, el comercio y los gremios de artesanos, asentados en pequeñas ciudades, las que, en pocas ocasiones, eran superadas por los 10,000 habitantes. Se instalaron fábricas que elaboraban productos en cantidades nunca antes imaginadas, el transporte también se transformó gracias al ferrocarril y los buques de vapor, por lo que el movimiento de personas y mercancías se expandió de forma exponencial. Surgió una nueva forma de ganarse la vida: el trabajo fabril, millones de personas que antes se dedicaban a las formas tradicionales de producción, volcaron sus esperanzas en las fábricas que les ofrecían trabajo y sueldo seguro; al expandirse las ciudades fue necesaria una clase burocrática que las administrase, otra que eran los inversionistas que detentaban la propiedad de aquellas fábricas y continúo la clase noble, que venía de las monarquías creadas desde los inicios de la edad media. Una nueva forma de organización social en la que los grupos privilegiados nuevos y antiguos no eran conscientes, en un principio, que estaba surgiendo una nueva clase social la obrera, despreciada frente a un sistema que buscaba la preservación de posiciones, aún a costa de la pobreza de los trabajadores. Un antagonismo que fue analizado por pensadores de la época y que trajo nuevas  formas de ver la estructura social, como todo en la vida con extremos y términos medios, surgiendo así las ideas del comunismo según las cuales los medios de producción debieran pertenecer a “El Pueblo”, ese término abstracto, sin una connotación precisa, pero muy utilizado por los demagogos de entonces y de ahora: Estos pensadores extremistas se extendían por todo el mundo industrializado, desde la cuna del capitalismo moderno, Los Estados Unidos de Norteamérica, hasta el génesis del extremo, la Rusia que tendría una revolución que la llevaría al comunismo, ese tan proclamado sistema en que el pueblo sería el dueño de fábricas y tierras. Es así que hace un siglo había quienes abogaban por un cambió en las estructuras sociales y de propiedad, en todos los países de occidente. La revolución bolchevique en Rusia, proclamaban grandes filósofos de aquella época, había creado el paraíso de los trabajadores y la igualdad, Pero, muchos de ellos al conocer la realidad de lo que pasaba en Rusia volvían desilusionados, al darse cuenta que todo era una utopía sin sustento, entre ellos contamos a Alexander Berkman lituano que emigró a los Estados Unidos en 1888, convirtiéndose en ciudadano de ese país y de pensamientos anarquistas, quien viajo a Rusia en 1920 y a su vuelta escribió un libro “El mito bolchevique” donde describe la pobreza y represión de la Rusia estalinista. Otro izquierdista admirador de la revolución Rusa, fue el inglés Bertrand Russell, originario de Gales en el Reino Unido donde le tocó ser testigo de la explotación de los trabajadores de las minas de carbón de esa región; también en 1920 viajó al país de la revolución del proletariado y, a la vuelta, escribió un libro denominado Teoría y práctica del Bolchevismo, el ataque que hace al sistema bolchevique tuvo una fuerte influencia, pues venía de uno de los grandes representantes de la izquierda en la Europa convulsionada por los cambios sociales, el aceptaba que los campesinos se repartiesen las tierras de los nobles o que los trabajadores fuesen quienes dirigieran las fábricas, pero atacó a los bolcheviques por no ser capaces de llevar a la práctica sus ideales, criticó la antidemocracia del sistema y el autoritarismo en que había caído, la eliminación de la prensa crítica al sistema, las detenciones y ejecuciones arbitrarias y el poder de la policía secreta y el nacimiento de una nueva nobleza compuesta por los altos miembros del partido. Esa revolución comunista que marcaba un hito en la estructura social, había sido evidenciada como el fracaso en que se convirtió con el transcurso del tiempo, pero que ahora ha arraigado en Latinoamérica y encontramos las semejanzas de lo descrito por Berkman y Russell, en los regímenes autoritarios que ha traído la Revolución Bolivariana en Venezuela, Cuba y Nicaragua y amenaza a otros países, entre ellos México, donde también se ha evidenciado la ineficiencia del grupo de la revolución de las conciencias, para poner en práctica sus proyectos y la residencia de una nueva clase dominante que manda desde el Palacio de la Nación. Recuerda que el domingo 2 de junio del año entrante, se darán en México las elecciones más grandes de la historia de ese país, no dejes de participar pues el fracaso de la democracia solo puede traducirse en dictadura.